Especialista afirma que algunas prácticas adictivas en las que caen algunas personas son para llenar un gran vacío o angustia que arrastran desde la infancia.
Las adicciones son trastornos mentales, trastornos del comportamiento, en los que las personas solo pueden tener un alto nivel de satisfacción con el consumo de alguna sustancia o de alguna práctica adictiva, que pueden ser los videojuegos, la ludopatía en general, o el sexo, afirmó el doctor Humberto Castillo Martell, director del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud Mental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Sostuvo que el alejamiento de estas prácticas produce en ellos un sufrimiento intenso, una angustia tan grande, que los hace volver una y otra vez a esta actividad, de la cual es muy difícil escapar.
Señaló que en este tipo de adicciones, las personas van organizando su vida en torno a esta situación adictivas, ya sea por una sustancia, las apuestas, el sexo o los videojuegos.
En RPP, Castillo aseguró que cada vez hay más evidencia de que esto se produce al alterarse un sistema que tenemos las personas. “Los seres humanos estamos equipados con un sistema de gratificación, de recopensa, frente a las diversas actividades que hacemos. o frente a las diferentes sustancias que consumimos, los alimentos, por ejemplo”.
“Cuando uno come algo siente placer o satisfacción, cuando uno lee un libro, conversa con alguién, o conoce algo nuevo, todo eso le genera algún nivel de gratificación, de satisfacción, lo que en términos bioquimicos se expresa con una liberación de una sustancia llamada dopamina que es como un gratificante, y esto nos lleva a que este tipo de prácticas o sustancias que consumimos, y que generalmente son buenas para la vida, tendamos a repetirla una y otra vez y poder de esa forma vivir, sobrevivir, desarrollar y expandirnos como individuos y como grupos”.
Castillo Martell reconoció que este sistema a veces falla porque hay sustancias que van a liberar directamente esta dopamina, esta sustancia que nos gratifica ´a chorros´. “Por ejemplo, el consumo de una droga puede producir una fuerte liberación de dopamina, y eso que puede generar una sensación de bienestar, al agotarse, hace que la persona entre en angustia por volver a experimentar. Es lo que conocemos como abstinencia”.
Señaló que el juego también puede conducir a adicciones. “Nuestro sistema, así como se daña por sustancias, se daña también por algunas prácticas que empiezan a ser repetitivas, pero ocurre también como predisponente de situaciones de angustia, de vacío, que las personas buscan llenar con alguna actividad, como pueden ser los videojuegos, por ejemplo, o alguna sustancia”.
Afirmó que esto genera una satisfacción rápida. “Los adictos al juego logran una rápida satisfacción con un esfuerzo mínimo, asimismo sienten que obtienen un logro muy grande”.
Las apuestas -refirió- también pueden llevar a las personas a caer en una adicción porque son emociones muy intensas y muchas de ellas de consecución rápida. Toda actividad que provoca una recompensa instantánea y fuerte, son las más proclives a volverse adictivas.
El especialista refirió que el sexo, la ludopatía, el consumo de alguna sustancia o cualquier otra práctica se van convirtiendo en situaciones que no pueden evitar. “Es lo único que los llena y se vuelve un círculo vicioso: si no tienen esa actividad, les genera mucha angustia, mucho vacío, que difícilmente pueden reemplazar con otra cosa y vuelven a esta práctica que por lo general tiene un efecto destructivo”.
La posición de la OMS
Respecto a los criterios que ha usado la Organización Mundial de la Salud (OMS) para afirmar que la adicción a los videojuegos es un trastorno de la salud mental, el doctor Castillo señaló que aquí lo importante es destacar la adicción y no tanto los videojuegos, por que ciertamente puede pasar de un pasatiempo a una adicción, es decir que la persona organice su vida en torno a eso y no pueda dejarlo.
El médico precisó que la condición previa para que ocurra una adicción es que las personas sufren una ansiedad muy fuerte, una necesidad latente que se arrastra desde la infancia. Y esta necesidad que se tiene que satisfacer con algo muy intenso, muchas veces se llenan con sustancias o algunas prácticas como las apuesta o los videojuegos.
En el caso de los videojuegos, lo que hace es que te dan una satisfacción muy rápida. Con solo mover algunos comandos se proyecta a una realidad ampliada, intensificada y parece que tuviera un logro muy importante. Esa vivencia abrupta, de éxito, da una sensación de placer que llena el vacío que sienten.
En las personas que su vida está diversificada en muchos placeres, pequeños pero variados, probablemente no se pega ninguna adicción, pero sí en las personas que tienen grandes necesidades de reconocimiento.
Señaló, además, como factores que predisponen a la persona a caer en una adición, a la depresión, a las diversas formas de ansiedad, y a los trastornos de personalidad.
Un problema que está generalmente detrás de esto son los vínculos. “Cuando no se hace un buen vínculo con los cuidadores primarios, con la madre, queda una sensación de inestabilidad, de inseguridad. Esa sensación de la persona de desaparecer, de perder el sentido de la vida, se busca atenuar, minimizar, con el uso de sustancias o con algunas prácticas en las que la personas se siente como atrapada, se mete en una burbuja y se llena con esa actividad y cuando sale de esa burbuja, es cuando siente el vacío y el sufrimiento.
Respecto a la posibilidad de que existan personas tendientes a una adicción desde la niñez, el galeno refirió que esa búsqueda de lo intenso que muestran algunos niños es sugerente de que hay un vacío por llenar.
Pone como ejemplo la predisposición intensa al consumo de dulces, de chocolates. “Estos consumos excesivos, repetitivos, ya nos van marcando la pauta de que allí hay algo”.
Y propone a los padres estar atentos. Recomienda explorar. “Si los niños tiene una conducta ansiosa por determinadas cosas: juegos, comidas, afectos; esto último es clave, porque demuestra que el tema de fondo es la falta de afecto, paterno o materno.
En estos casos, lo recomendable es diversificar los satisfactores de las personas. Una gran fuente de placer, reiteró, es la actividad física, la lectura, las conversaciones, y eso es lo que hay que ir instruyendo, facilitando en el menor.
Un indicador al que hay que prestarle atención es el aburrimiento. “Esta es una sensación que nos dice que las actividades cotidianas no le están dando placer al niño, por lo que es importante buscar diversificar, estimular a los niños a múltiples experiencias, y eso implica darles tiempo”.
En relación con la actitud que deben adoptar los padres, señaló que la represión no es tan recomendable, pero sí la diversificación de las experiencias, para que el menor no permanezca tantas horas frente a un videojuego.
“Mientras más experiencias placenteras tenga un niño, un adolescente, menos posibilidad es que sea proclive a una adicción.
Quitarles la tableta, el celular como castigo, tiene cierto riesgo -señaló- porque en un mundo que está digitalizado, estos dispositivos no solo se usan para jugar.
Finalmente, reconoció que la ansiedad es la madre de las adicciones, y enfrentarla, reduce el riesgo de la adicción. “Mucha gente busca drogas, alcohol, o busca estas prácticas adictivas para calmar la ansiedad. Si lo calmamos por otros medios, por ejemplo, con un tratamiento adecuado, vamos a reducir el riesgo de las adicciones”.