Retorno a las aulas universitarias

Retorno a las aulas universitarias

Las universidades han trabajado por una reinvención pedagógica, innovación tecnológica y competitividad educativa en la virtualidad, experiencia que será muy valiosa en un futuro modelo de enseñanza en la educación superior.


Es común escuchar que nada será igual tras la pandemia del nuevo coronavirus que azota al planeta desde hace dos años. Y nada parece ser más cierto al observar la manera en que se imparte la educación en todos sus niveles en nuestro país.

El Ministerio de Educación (Minedu) aprobó días atrás el retorno a la modalidad presencial o semipresencial para las universidades públicas y privadas del Perú, y esta medida nos permite reflexionar sobre lo ocurrido en los últimos meses.

En forma inesperada, la pandemia aceleró la innovación tecnológica, aunque de una manera muy desigual. Solo un grupo de instituciones de enseñanza superior estuvieron preparadas para el cambio automático de clases presenciales a virtuales. La mayoría de las universidades tuvo que adaptarse a esta abrupta variación.

Las dificultades han sido mayores en la universidad pública, que debió realizar un enorme esfuerzo en la innovación tecnológica y competitividad educativa. Si se suma el tema de la brecha digital por la falta de acceso a Internet, la desigualdad entre Lima y provincias se hizo más evidente. Por eso, el Minedu trabaja para apoyar a los centros de educación superior menos favorecidos, con el fin de impedir la deserción de estudiantes universitarios.

El Minedu propone un retorno gradual bajo seis principios: seguridad, flexibilidad, autodeterminación, equivalencia, accesibilidad y calidad. La seguridad es vital porque debemos acostumbrarnos a convivir con el virus. Pese a las noticias alentadoras de un descenso de contagiados y muertos por el covid-19, la Organización Mundial de Salud (OMS) ha advertido sobre la probabilidad de que surjan nuevas variantes, sobre todo en los países que no tienen acceso a las vacunas.

De acuerdo con su autonomía, la flexibilidad la determina cada universidad, que decidirá qué materias o cursos serán presenciales, semipresenciales, híbridos o virtuales.

Pese al retorno a la educación presencial, los especialistas recomiendan que no se debe volver al modelo formativo del 2019. En general, todas las universidades han trabajado por una reinvención pedagógica, innovación tecnológica y competitividad educativa en la virtualidad, experiencia que será muy valiosa en un futuro modelo de enseñanza en la educación superior.

Es cierto que la presencialidad ayuda a la intensificación de las interacciones que contribuyen a la enseñanza y que el aprendizaje vivencial es altamente significativo para la investigación, el trabajo de campo y las prácticas, pero muy bien pueden complementarla las competencias digitales logradas en estos dos años de pandemia.

El Gobierno pide toda la colaboración de la comunidad universitaria para que se cumplan los requisitos básicos, como estar inoculado con vacunas completas, respetar la distancia social, usar las mascarillas reglamentarias y mantener ambientes ventilados con el fin de que la normalización de las actividades académicas sea un éxito.

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